Turrón blando de calidad suprema, con un mínimo del 64% de almendra. Se presenta en tableta de 200 g.
El turrón es uno de los productos más típicos de España cuyo origen se remonta a la época de los conquistadores árabes. De las múltiples variedades que hoy en día se comercializan solo dos se consideran clásicas el turrón duro y el turrón blando.
La calidad de estos turrones varía en función del porcentaje de almendra que contengan, pudiendo encontrarse en el mercado turrones de calidad suprema, extra, estándar y popular. El turrón de calidad suprema debe tener un mínimo del 64% de almendra.
Incluso en las modernas industrias, la elaboración del turrón sigue un procedimiento artesanal. La miel se caliente y se bate suavemente, añadiendo a continuación el azúcar, la clara de huevo, y las almendras, que obligatoriamente serán de la variedad marcona, considerada la mejor.
La masa obtenida se remueve lenta y continuamente hasta alcanzar su punto óptimo. En el caso del turrón de Jijona, en este punto, las almendras son trituradas y la masa refinada, para proceder a continuación al moldeado. La lámina de turrón extendida se cubre entonces de oblea, se corta en barras, y se deja enfriar. Los turrones de obrador y/o los turrones caseros suelen tener poca clara de huevo para facilitar el moldeado.
De acuerdo a sus ingredientes (almendra, miel y azúcar), el turrón es un alimento altamente energético. Las grasas vegetales que contiene procedentes de la almendra tienen ácidos grasos semejantes a los del aceite de oliva: sólo el 8% es saturado, mientras que el resto es mono-insaturado o poli-insaturado. Es importante destacar la presencia del ácido graso linoléico (omega 6) por ser esencial en la dieta humana.
Presentación: Tableta de 200 g.