Azafrán en hebra 100% natural. Se presenta en envase opaco que impide el paso de la luz del sol y conserva mejor las características de esta especia. Peso neto de 0,4 g distribuidos en cuatro sobres independientes.
En la cocina el azafrán debe manejarse con sumo cuidado para obtener todas sus propiedades. En el caso de las hebras, se comenzará por tostarlas ligeramente o diluirlas en un líquido caliente durante 15 minutos antes de su uso. A continuación se deberán triturar con un mortero, o a mano, para luego añadirlas al plato. Unas cuatro a seis hebras de azafrán por ración puede ser una cantidad adecuada, en función del preparado y del gusto.
Originario de Asia donde se ha cultivado desde la antigüedad, el azafrán llegó a España de la mano de los árabes, para luego difundirse su uso por toda Europa. Pasados varios siglos, España se ha convertido en el segundo productor del mundo y la calidad del azafrán español es la referencia mundial de la calidad. Así, su cultivo y producción son el emblema de zonas de gran tradición productora como La Mancha.
Utilizado en platos como la bouillabaisse de Francia, la paella de España, o el risotto de Italia, ninguna otra especia o sucedáneo iguala al singular sabor y aroma que el auténtico azafrán les otorga.
La producción de esta especia es tan laboriosa como simple. El azafrán está formado por los estigmas, secos y tostados, de la flor de azafrán. Esta planta florece en el mes de octubre y es entonces, cuando los campos amanecen tapizados por las flores de azafrán abiertas, cuando se recogen a mano una a una, antes de que se marchiten. A continuación manos expertas separan el estigma de la flor, que deberá ser tostado para dar lugar a la especia. Un kilo de azafrán requiere de 200 000 estigmas de donde se deriva su gran valor.
El azafrán se puede conservar sin peder ninguna de sus propiedades durante 2 ó 3 años, si bien deberá protegerse de la luz del sol y de la humedad.
Presentación: Caja opaca con 0,4 g netos, en cuatro sobres independientes.